El lazo rojo del destino.

Título: El lazo rojo del destino.

Autor(a): Ally. 

Fandom: DBSK, TVXQ, Tohoshinki como quieran llamarle (Ahora al igual JYJ, soy una Cassiopeia fan de los 5).

Pareja: Jaejoong/Changmin.

Tipo: Yaoi 

Género: Romance.

Advertencia: Ninguna, solo que es mamon.

Rating: PG.

Nota:“Por favor, bésame” Fue la frase que jamás pensé me diría nunca, algo que simplemente no pasó por mi subconsciente perdido, era irreal, etéreo, como si estuviese rompiendo alguna clase de tabú tácito entre nosotros.

Y aún así… aún así yo le besé.

Disclaimer: Esto no tiene relación de mando alguna con SM Entertainment ni C-JES Entertainment, los chicos no me pertenecen y ciertamente no lucro con ellos como Lee Soo Man.

Nota: Es una adaptación de un fanfic del mismo nombre que también me pertenece, por si lo han visto por allí, o sea no es un plagio.

El lazo rojo del destino.

“Por favor, bésame”

Fue la frase que jamás pensé me diría nunca, algo que simplemente no pasó por mi subconsciente perdido, era irreal, etéreo, como si estuviese rompiendo alguna clase de tabú tácito entre nosotros.

Y aún así… aún así yo le besé.

Tratar de entender a Kim Jaejoong era imposible, su mente confusa a ratos asemejaba tantas edades que dejaba a su espectador sin palabras para hilvanar alguna idea coherente con respecto a él, desde el rostro frío y lejano con que un día hubo decidido que jamás se rendiría frente a Shim Changmin, hasta la suave sonrisa de niño pequeño que dejaba aflorar cuando el mismo aludido le recordaba que tan ‘Buenos amigos’ eran en aquel tiempo, hace tantos años ya.

Era un ser cambiante, algo irritable, obsesivamente paternal e incapaz de abandonar algo sin exponer su vida antes. Probablemente Changmin fuese una de sus únicas constantes en la vida, por no decir la única; Ya fuese queriéndose u odiándose simplemente se veían imposibilitados a escapar el uno del otro, como si un vínculo invisible persiguiera sus pasos.

Habían evolucionado de ‘No puedo verte sin vomitar’ hasta ‘Eres mi mejor amigo en el mundo mundial’, de forma lenta, progresiva, casi pulida por la costumbre y presión de todos; Y es que no había mayor delicia para sus compañeros y superiores que verles obligados a convivir el uno con el otro en cuanta situación lo ameritase.

‘Aquellos destinados a estar juntos, unidos entraron, unidos se irán’.

Era casi un juego para todos quienes les rodeaban, un juego macabro en el cual en un principio ninguno de los dos pidió entrar. 

-Changmin este es Kim Jaejoong tu nuevo compañero de salón, por favor guíale hacia su lugar ¿Puedes?

 -Si maestra.

Fue la frase que les condenó, Jaejoong era el niño nuevo del curso, era lindo, muy lindo, pero en ese tiempo su rostro llegaba a rayar en lo andrógino, por ello mismo que Changmin, el chico apuesto del curso, fuese el encargado de guiarle era un evento de magnitud ‘cataclísmica’ para la población femenina. 

Jaejoong había caminado con paso casi atolondrado hacia su lugar y a causa de un bolso estratégicamente mal, o más bien excelentemente ubicado, hubo terminado casi sobre el otro chico, situación que de algún modo el total de las muchachas del salón había decidido como el evento ‘más amoroso’ del año y por lo cual habían sido escogidos como una pareja destinada, casi salida de cuento de hadas, el asunto es que de algún modo y con ayuda del club de fans que rápidamente se gestó a su alrededor, terminaron juntos en todo, trabajos, tareas, manutención del salón, cuidado de la mascota del grupo, era casi ridículo considerando la distancia entre sus apellidos.

-El cielo está gris.

-¡El cielo es azul hijo de tu…!

-¡Hey! ¡A mi madre no la sacas al cuento mal parido!

Nunca podían estar más de un minuto cerca sin discutir.

 Al terminar primaria pensaron con alegría que su tiempo de librarse el uno del otro había llegado por fin, sin embargo el destino les jugó en contra dejándoles nuevamente en el mismo salón, otra vez el uno junto al otro, en la misma fila, a igual distancia y similar murmullo por parte de sus compañeros, alguien arriba debía odiarles mucho, Changmin a menudo culpaba a Jaejoong por ello, después de todo era este quien tenía la manía de fumar oculto en los baños en pro de verse más masculino, cosa que el menor creía imposible.

-Es el hilo rojo del destino Min, estás condenado a estar junto a Jae.

Habían dicho unas muchachas al escucharle lamentándose en una de sus muchas peroratas en voz alta y lo cierto es que conforme el tiempo pasaba y las cosas se ponían peor, realmente parecía cosa del destino.

“Dicen que si no puedes contra ello mejor te le unes”

No era un mal consejo y técnicamente era así como su extraña amistad había iniciado, un día cualquiera en que uno se rindió ante la desgracia de tener que hacer una prueba de dos; Era esta una amistad nacida de un intenso odio, forjada entre gritos y confusas propuestas de paz para coexistir el uno con el otro, desarrollada a un punto en que ya no les molestaba compartir, ni tampoco acallaban a puños los rumores que corrían por los pasillos, gritando que de ser homosexuales jamás saldrían con tamaño engendro de Lucifer. Jaejoong era una persona complicada y suspicaz, Changmin simplemente pasaba olímpicamente de las cosas que involucraban chismes, y con su divina e infinita paciencia ante este tema, ambos caminaban lejos de modo estoico.

 Nadie podía irrumpir en el pequeño mundo que habían creado, nadie excepto sus propias personas y es por eso que el tono pálido en el rostro de Changmin al ser cuestionado por su mejor amigo fue lo único que pudo efectivamente este exteriorizar.

-¿Beso?

-Si… tan solo una vez.

Una voz fuera de sí, lánguida y escuálida, casi como si no hubiese conciliado sueño la noche anterior.

-¿Por qué?

-Necesito comprobar algo.

  

Muchas cosas podrían ser dichas en tan solemne momento, quizás fue el rostro apremiante de Jaejoong, o sus labios ligeramente humedecidos, dulce refresco para el sediento Changmin que había pasado la hora anterior corriendo en la cancha de basquet, a lo mejor el firme deseo de reír después aseverando su gusto por los pechos algo más inflados después de todo, lo más probable es que si hubiese sido cualquier otra persona simplemente no lo habría hecho, pero sin pensamiento de por medio Changmin había tomado posesión de aquellos labios, estrujándoles de un modo imperioso e inexperto como si esta fuese la única oportunidad para efectuar tal cosa.

-Jae.

Sus respiros agónicos mezclados con los del otro, aquellos ojos brillantes haciendo juego con los propios que alcanzaba a ver reflejados.

-Mierda...

 -¿Eh?

 -Creo que de verdad me he vuelto marica.

No agregaron nada, las confesiones estaban de más, después de todo ¿Qué era una salida de closet cuando todo el mundo ya te asumía Gay? Brazos buscaron ajenos y nunca más desearon dejar ir.

Su relación había comenzado de manera extraña, algo tensa, bastante poco amena y sin embargo era casi como si un vínculo invisible persiguiera sus pasos, el hilo rojo del destino, un lazo actuando contra viento y marea, contra todo lo que se avecinase; Sus manos se encontraron en un punto entre un te odio y un te amo y entrelazadas con firmeza caminan hacia algún final incierto, podían pensar un rotundo ‘Esto es después de todo’, un final del que solo pueden estar seguros, el otro estará allí.

  

Fin.