Alma de poeta.

Título: Alma de poeta.

Fandom: DBSK, TVXQ, Tohoshinki como quieran llamarle (Ahora al igual JYJ, soy una Cassiopeia fan de los 5).

Pareja: Jaejoong/??, Jaejoong/Changmin.

Género: AU.

Advertencia: Ninguna.   
Rating: PG.

Nota: "Su cuerpo se desploma en uno de los bancos a mitad de calle y siente el murmullo de los poetas en la distancia, mezclados con el viento, susurrando sobre amores perdidos y damas de frío corazón."

 
Disclaimer: Esto no tiene relación de mando alguna con SM Entertainment ni C-JES Entertainment, los chicos no me pertenecen y ciertamente no lucro con ellos como Lee Soo Man. (Sorry tío Lee)

Alma de poeta.

Puedo escribir los versos más tristes esta noche.

Poema número 20 – Pablo Neruda.

Jaejoong siempre ha tenido una idea aproximada de lo que es en si el amor, no algo certero pero si más o menos lo que puede llegar a ser lo cual es francamente ridículo en especial sabiendo que es un escritor y los escritores, por convicción popular, deben saber del amor si desean escribir sobre este. Jaejoong, eso sí, sabe lo que es la amistad, en especial cuando esta se encuentra encarnada en el cuerpo de la persona por la cual regalaría su pellejo, la única persona en este mundo que despierta tan angustiosa necesidad de mantenerle a salvo, quizás, eso era lo más cercano al amor que podía pensar.

                Dicen que los escritores tienen alma de poetas, poetas que no se guían por rimas porque simplemente no saben conjugarlas. Jaejoong no es un poeta, los poetas de verdad saben de amor y desamor, de dolor y tristezas maceradas con una jarra de cerveza en bares a altas horas de la noche, en la penumbra, dejando ir viejas fantasías de damas intangibles que les han arrancado de a poco el corazón en su pecho solo porque son capaces de ello. Jaejoong no quiere que le arranquen el corazón, por ende, no desea jamás saber lo que es la esencia de un poeta.

-¿En qué piensas?

-No mucho, ¿Qué tal tu cita?

-Perfecta, simplemente perfecta.

                Es por ello mismo, que la primera vez que siente aquella congoja en lo profundo de su ser, se pregunta si es posible morir a causa de los sentimientos, si acaso uno de sus escritos a llegado a disociar de tal modo a algún lector incauto, que este técnicamente haya perecido por dentro mientras le leía, es un poder extraño, una responsabilidad. Han pasado ya tres semanas y es perfecta, aún tan perfecta.

-¿Por fin darás el siguiente gran paso?- Pregunta con implicación casi casual, sus manos aferradas al lápiz azul que una vez recibiese del otro para su cumpleaños, su favorito. La otra a un cuaderno en blanco.

-¿A qué te refieres?

-Sabes a qué me refiero, llevas semanas hablando de lo irreprochable que es.

                El otro alza una ceja, Jaejoong sabe que su amigo no es estúpido y solo desea sacar de a poco su aprobación, por un largo segundo se pregunta si esta es realmente así de necesaria pero lo cierto, es que el propio Jaejoong jamás haría algo de tan magna importancia sin saber que este estuviese primero cien por ciento de acuerdo. ¿Era normal depender tanto de alguien?

-No llevo semanas…

-Tres mi joven galán de Verona, tres y listo para una cuarta. Julieta no esperará por siempre dormida en su lecho y lista para su final Shakesperiano.

                Los ojos de su amigo se iluminan y Jaejoong cree por un segundo que su propia respiración se ha estancado… ver el mundo a través de aquellos ojos sería algo digno de escribir en papel.

-Entonces…- Comienza y el escritor está seguro de que lo siguiente que escape de aquellos labios le matará. –Seguramente te alegrará… saber que aceptó ser mi novia.

                Oh si… los poetas eran quienes dibujaban las sendas del mundo, esas que luego se volvían las grandes calles que todos recorrían, con sus lágrimas.

-¿Por qué no debería de alegrarme? Ven acá- Sus brazos le estrechan en un abrazo que nunca deseo dar, uno desesperado, uno resignado, uno de aquellos que los amantes dan al despedirse  y partir en rumbos aparte el uno del otro, solo que acá no habían amantes.  –Solo deseo tu felicidad.

-Eres el mejor amigo que alguien pudiese querer Jae- Sus ojos sonríen y es tan difícil, tan pero tan difícil siquiera mirar de vuelta y aparentar que todo está bien, tan bien… aunque ¿Por qué debería de estar mal? –Voy a dormir, me duele el cuerpo en lugares que no sabía tenía hasta ahora.

                Comparten una risa y de pronto su amigo ya no está y Jaejoong tampoco. Sus manos se aferran al lápiz azul mientras camina por las calles, como un vagabundo, un escritor errante que busca en la soledad su propia compañía o quizás la de alguna otra alma nómada.

                Jaejoong desea llorar, sabe que esto que abarrota su cuerpo no es amistad, o quizás una mezcla de ella y algo más pero ¿Cómo se siente en realidad el amor? ¿Alguno de sus colegas por allí ha escrito alguna vez una guía que le explique como a un párvulo si le conoce o no? Su cuerpo se desploma en uno de los bancos a mitad de calle y siente el murmullo de los poetas en la distancia, mezclados con el viento, susurrando sobre amores perdidos y damas de frío corazón.

-¿En qué piensas?- Una voz musita a su lado, Jaejoong voltea y un muchacho alto le contempla con similar curiosidad, no le había sentido llegar, quizás… siempre estuvo allí.

-No mucho, ¿Y tú?

-No mucho tampoco, solo cavilando…

-Mmm…- Deja escapar mientras voltea nuevamente hacia el cielo, podría escribir tanto, tanto de aquella noche estrellada… de hecho, podría hacer como Neruda y sonsacar el dolor en su pecho en versos sobre esta y como ‘él’ ya no podría estar consigo.

-Me llamo Changmin.

                Interrumpió el muchacho concentrado también en el cielo. No lucía del todo bien.

-Kim Jaejoong…

-¿Y cómo te ganas la vida Kim Jaejoong?

-Soy… poeta.

                El otro suspiró, sus labios curvando en una sonrisa amarga.

-Qué curioso… yo también.

Fin.

               

***

Nota: Dedicado a Eve que gusta de amantes vagabundos e historias casuales… ¿O no?